Diego me alcanzó esta nota que salió en el Diario La Capital sobre Nicolás Masuelli, un Rosarino que diseña y produce bicicletas de bambú a medida.
Las bicicletas son realmente hermosas y seguramente van a disfrutar de la nota y las fotos.
Fuente: Diario La Capital
La necesidad de buscar la armonía con la naturaleza, darle una mayor importancia a la ecología y buscar medios de transporte que contaminen cada vez menos llevó a Nicolás Masuelli a pensar en un mundo de dos ruedas, pero apoyado sobre cañas de bambú.
Con 29 años y luego de haber cursado algo más de cuatro años de la carrera de ingeniería industrial de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), Masuelli en un principio se vio motivado por construir una bicicleta para viajar, según cuenta a La Capital. Así nació la bambucicleta, un trabajo artesanal que está haciendo furor en varias partes del mundo y que el joven pretende que se instale entre los rosarinos.
"Por un lado venía investigando las nuevas tecnologías renovables y ya venía enamorado del bambú, porque es un material que genera la naturaleza y gratis. El tema era cómo aplicarlo en una estructura. Estaba estudiando construir una bicicleta, un modelo especial que ya tenía diseñado y pensado en fibra de carbono. Pero di con un ingeniero eslovaco que había construido un cuadro vinculando el bambú con uniones de fibra de carbono, pero no para un modelo mountain bike sino para la bici que yo había diseñado. Y cuando vi eso dije; ya está, esto es lo que busco", se entusiasma en el relato.
El plan de Nicolás nació allá por 2005. Fue al Puerto de Frutos, en Tigre, y luego de varias frustraciones dio con la especie indicada, ya que existen aproximadamente unas 1.200. "Opté por la phyllostachys aurea, que crece mucho en Misiones pero se consigue en San Fernando también". Sin embargo, aclara que en esta región, aunque de otra calidad, se pueden obtener cañas. De hecho, el avanzado proyecto de asentar una fábrica de bicicletas hechas en bambú contempla la instalación de un cañaveral propio en la localidad de Alvear.
Explica que la diferencia de usar bambú radica en las cualidades de la caña. "Las propiedades de algunas especies son descomunales. En algunos casos, similares a las del acero. El problema es cómo hacer las uniones. Estructuralmente es resistente a la compresión y a la tracción. Pero además es un poco flexible. Entonces, a la hora de pedalear, uno la siente más cómoda que una bici de metal. Eso actúa como un amortiguador natural. En consecuencia, andar por tierra, ripio o adoquinado se convierte en algo divertido. Aparte son más duraderas que las convencionales, de allí que sean un poco más costosas", explica dejando de lado algunos conceptos técnicos.
Agrega que las únicas partes metálicas de la bicicleta son, "por ahora, donde encastran las ruedas, los pedales, los cambios y los rodamientos. El resto es caña de bambú vinculado con un material compuesto de fibra de vidrio con resina epoxi".
La bambucicleta promedio pesa unos 9 kilos, similar a una de aluminio, aunque la que utilizó para el viaje (ver abajo), unos 14. Y aclara que todo el proceso fue testeado por el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (Inti)
Un viaje parecido al del Che
Casi como el mítico viaje en moto del Che por las rutas de América junto a su amigo Alberto Granado, Nicolás Masuelli se siente conforme y muy contento de haber hecho una experiencia similar, aunque más acotada. De hecho, su registro de viaje quedó reflejado en un blog que llamó "Diario de bambucicleta". (http://bambucicleta.blogspot.com/)
"El viaje soñado fue este año. Fui con Marketa, una amiga belga. Yo le había contado que tenía ganas de salir en bici e ir al norte del país. Armé dos bicis de bambú y nos subimos al tren hasta Tucumán. Desde ahí empezamos a pedalear y así estuvimos casi tres meses y medio", relata.
Agrega que "el primer tramo lo terminamos en la quebrada de Humahuaca para la época del carnaval. Después pasamos a Bolivia. La idea era llegar al lago Titicaca y seguir a Perú. Pero terminamos desviando hacia el lado brasileño. Estuvimos en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia), por los caminos que hizo el Che Guevara. Nos cruzamos con muchos turistas europeos que buscaban su historia. Ahí estuvimos un mes y medio, parando en lugares de ríos, cascadas, espacios tropicales que no tienen nada que envidiarle a Brasil. Después, en tren cruzamos a Brasil, a la zona del Pantanal. El plan original se cambió porque se rompió un rulemán y tuvimos que hacer 400 kilómetros subido a un camión para ir a buscar un repuesto. Pero en ese trayecto fui charlando con mucha gente, conociendo costumbres. Fue una aventura que la recomiendo a todos".
"En Brasil vivimos una aventura en la selva. Y después, en colectivo, llegamos hasta Río de Janeiro. Y en bici bajamos hasta Curitiba. Hicimos más de 2.000 kilómetros en bici. Porque había lugares en que no tenía sentido jugar a hacer de Iron Man. Después volví en colectivo y recién ahora me estoy reacostumbrando a la rutina", señaló.
Escuchándolo a Masuelli esta historia, seguramente, continuará
0 comentarios:
Publicar un comentario